¿Recuerdas la última vez que recibiste un mensaje “sospechosamente” atractivo?
Un empleo de ensueño, una oferta de vuelo imposible, o una alerta bancaria que te pedía actuar de inmediato. Lo más probable es que no haya venido de la empresa que decía ser.
Y, sin embargo, muchos aún caemos. En esta segunda edición de la columna Perspectiva Beta conversaremos un tema crucial, la confianza.
Vivimos en una era donde la confianza digital se erosiona al mismo ritmo que aumenta la automatización. Los mensajes falsos, las rutas grises y el smishing (phishing por SMS) no solo cuestan dinero: erosionan la relación más valiosa que una marca puede tener, la confianza del usuario, la confianza de nosotros los clientes.
Pero aquí está la paradoja: mientras los fraudes crecen, los consumidores mexicanos seguimos mostrando una apertura sorprendente a nuevas formas de mensajería. Entonces creo que el problema, no es el canal, es la autenticidad.
De acuerdo con la encuesta “Sinch México BFCM Consumer Survey 2025”, el 78.6% de los usuarios aseveró que estaría dispuesto a interactuar con mensajes de marca enriquecidos con imágenes, botones o videos, como los mensajes RCS (Rich Communication Services).
Pero ¿por qué sucede esto? Porque los usuarios sí quieren hablar con las marcas, pero no con impostores. Casi la mitad de los encuestados (48.6%) declaró que su principal preocupación frente al uso de IA y mensajería automatizada es justamente la privacidad y el uso de sus datos.
Esto nos da una pista clara: no basta con ser útiles, hay que ser confiables. Y ahí es donde RCS entra como una respuesta evolutiva, pasar de la mensajería sin rostro a la mensajería con identidad verificable ¡Imagínate estimado lector que tengas la seguridad de que la persona o empresa que te escribe realmente es quien dice ser!
Con perfiles de remitente verificados, cifrado punto a punto y monitoreo activo de abuso, RCS no solo combate el fraude: devuelve la autenticidad a la conversación. Pero esta columna no va de tecnología. Va de ética en la comunicación digital.
Por eso me gustaría dejarte algunas preguntas para que reflexionemos juntos:
¿Cómo puede una marca hablar de confianza si su mensaje llega desde un número genérico e inseguro? ¿Cómo pretendemos construir lealtad si no damos certeza sobre quién está del otro lado?
Es por eso por lo que considero que el canal de mensajería RCS no resuelve solo un problema técnico, sino un dilema reputacional y de confianza. Porque cuando un usuario ve el nombre, el logo y la verificación de una marca en su pantalla, baja la guardia. No por ingenuidad, sino por reconocimiento, confianza y tranquilidad.
Y el reconocimiento, confianza y tranquilidad en un ecosistema saturado de ruido y fraude, sin duda vale más que cualquier KPI ¿tú qué piensas?
Por eso los sectores más sensibles al riesgo, banca, fintech, salud, gobierno, están migrando hacia canales verificados.
Por ejemplo, un banco que alerta sobre actividad sospechosa y permite bloquear la tarjeta desde un botón seguro. Una institución de salud que envía recordatorios o resultados sin exponer información. Un gobierno que comunica trámites o beneficios sin miedo a la suplantación.
No se trata de marketing. Se trata de confianza. Y aun así, la pregunta sigue abierta y con esto me gustaría cerrar:
¿Estamos diseñando ecosistemas de comunicación que protegen a las personas, o solo que optimizan conversiones?
En Perspectiva Beta creemos fielmente que la autenticidad será el nuevo diferencial competitivo, donde las marcas que comprendan que la confianza también se diseña desde el canal de mensajería, la transparencia y la intención serán las que lideren la próxima década digital.
Porque al final, el futuro de la mensajería no se mide en cantidad de envíos, sino en la calidad de las conversaciones que el usuario decide mantener.
Seguimos en beta, siempre


