Los movimientos de los últimos meses evidencian que el sector de las telecomunicaciones en Colombia se encuentra en un momento complicado.
En el centro del debate se encuentran Millicom (Tigo) y Telefónica (Movistar). La dos empresas anunciaron el pasado 31 de julio, un memorando de entendimiento no vinculante para una posible fusión entre Telefónica Colombia (Coltel) y Tigo Une. Esta fusión incluye la posible adquisición por parte de Millicom de la participación de Telefónica en Coltel por aproximadamente 400 millones de dólares, así como la intención de comprar las participaciones del Estado colombiano y otros accionistas minoritarios en Coltel.
Este movimiento coincide con la decisión del Concejo de Medellín, que aprobó este martes la venta de la participación del 50% que Empresas Públicas de Medellín (EPM) tiene en Tigo Une, argumentando que el negocio no es sostenible a mediano ni a corto plazo. Según John Maya Salazar, gerente general de EPM, la rentabilidad de las telecomunicaciones ha sido erosionada por la feroz competencia, que obliga a los operadores a ofrecer planes cada vez más económicos para retener a sus clientes.
Otro interrogante clave es el futuro de WOM, después de que la empresa se acogiera a una reorganización financiera en Colombia, que se puede ver afectada si no encuentra un inversionista que le permita seguir en el mercado después de acogerse a la ley.
Otras compañías de telecomunicaciones como ETB y Emcali, también enfrentan dificultades financieras, por lo que incentiva la concentración del mercado en dos grandes operadores.
Impacto en el Mercado de telecomunicaciones
Con este panorama y la posible fusión entre Tigo y Movistar, se podría transformar el mercado de telecomunicaciones en Colombia, pues el país pasaría a tener solo dos operadores dominantes Claro y la fusión entre los dos operadores.
Un cambio que se da en un momento en que el país inicia el despliegue de la red 5G y busca ampliar su cobertura de internet a nivel nacional. Un panorama que genera incertidumbre en el sector tanto a nivel nacional como internacional.
Además, se estima que esta situación puede provocar un aumento en las tarifas, ya que los márgenes de los operadores son actualmente estrechos y buscarían mejorar su rentabilidad a través de ajustes de precios.
Posición del gobierno
El Gobierno colombiano hasta el momento no ha sentado una posición. Sin embargo, mira con preocupación la concentración del mercado en solo dos operadores. Además, la fusión podría complicar las obligaciones de los operadores en cuanto a la devolución de espectro y el cumplimiento de la meta del 85% de conectividad, metas importantes para el desarrollo digital del país.
El gobierno y los actores del sector están manejando con cautela este proceso para garantizar que las telecomunicaciones sigan siendo un motor de desarrollo.