La expansión de los pagos digitales marcó 2025 como un año de fuerte transformación para el sistema financiero ecuatoriano. Transferencias inmediatas, mayor interoperabilidad, billeteras digitales y comercio electrónico ganaron terreno en el día a día de los usuarios. Sin embargo, este crecimiento no fue acompañado de manera homogénea por la ciberseguridad, según el balance de 2Innovate.

Pablo Pereyra, Chief Revenue Officer de 2innovate

Pablo Pereyra, Chief Revenue Officer de 2innovate

“La digitalización de los pagos continúa avanzando rápidamente en Ecuador, con más pagos instantáneos, mayor interoperabilidad, billeteras digitales y comercio electrónico”, señala Pablo Pereyra, Chief Revenue Officer de 2innovate en entrevista con Mobile Time Latinoamérica. No obstante, advirtió que “la ciberseguridad no avanzó con la misma homogeneidad”.

De acuerdo con Pereyra, la banca ecuatoriana fortaleció sus capacidades de monitoreo en tiempo real y autenticación inteligente durante el año, aunque todavía enfrenta limitaciones estructurales. “Aún persisten brechas marcadas por sistemas legados difíciles de actualizar y escalar”, explicó, al tiempo que destaca la importancia de que las instituciones puedan desacoplarse del core para responder con mayor agilidad a nuevas amenazas.

El fraude apunta al usuario

Uno de los principales cambios observados en 2025 fue el giro en el tipo de amenazas. “El fraude dejó de estar enfocado solo en vulnerar sistemas y pasó a dirigirse cada vez más al usuario”, afirmó. La ingeniería social se volvió más sofisticada, con ataques personalizados que utilizan mensajes, llamadas y plataformas que imitan con gran precisión a las entidades financieras.

“Ya no es un ataque masivo, es un ataque personalizado”, señaló, un fenómeno que tomó por sorpresa a muchas instituciones, especialmente aquellas con arquitecturas tecnológicas rígidas y poco flexibles.

Arquitecturas modernas 

Desde su perspectiva, parte del desafío no está en la falta de infraestructura, sino en la velocidad de reacción. “Algunas instituciones descubrieron que el problema no era la fortaleza de su infraestructura, sino su dificultad para reaccionar rápido”, indica.

En ese contexto, las arquitecturas modernas se vuelven clave. “Cuando una plataforma opera sobre infraestructuras distribuidas, tiene la posibilidad de aislar un problema sin detener toda la operación, actualizar en minutos lo que antes tomaba meses y escalar defensas de forma automática”. Este enfoque, añade, permite que la seguridad evolucione al ritmo de los pagos digitales.

Lo que viene en 2026

De cara a 2026, 2Innovate anticipa una mayor integración entre seguridad y experiencia de usuario. “La autenticación dejará de sentirse como un paso extra y pasará a ser continua, contextual y casi invisible”, apoyada en señales biométricas y comportamentales que se ajustan en tiempo real.

El avance del open finance también obligará a fortalecer la coordinación del ecosistema. “Ya no bastará con que cada banco tenga su propio modelo de seguridad; será necesaria una coordinación real entre actores”, advierte.

Ecuador, ante un salto estructural

Para 2innovate, Ecuador se encuentra en una posición privilegiada dentro de la región. “La adopción de pagos digitales ya alcanzó una escala suficiente como para habilitar un salto estructural en la forma en que opera su sistema financiero”.

La convergencia de rieles de pago —transferencias inmediatas, QR, tarjetas y nuevos medios digitales— aparece como una oportunidad clave para simplificar la experiencia del usuario y acelerar la innovación. “Ecuador puede ‘saltar etapas’ si continúa su ruta de adopción de arquitecturas abiertas, nativas en la nube y preparadas para pagos en tiempo real”, concluye.

 

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