Durante décadas, hablar de fidelidad de marca implicaba tocar fibras emocionales. La narrativa dominante nos llevaba a creer que las personas elegían marcas por identificación, valores compartidos o una experiencia que «conectaba». Y aunque lo anterior sigue siendo parcialmente cierto, la realidad es que el panorama está cambiando vertiginosamente. 

En la era de la IA Agéntica, la lealtad del cliente ya no se gana con jingles pegajosos ni necesariamente con anuncios publicitarios emotivos. Hoy, la fidelidad se automatiza.

El nuevo cliente ya no elige, delega

En 2025, los clientes ya no toman tantas decisiones como creemos. Las delegan. ¿A quién? A algoritmos. A asistentes digitales. A inteligencias artificiales entrenadas para anticiparse, resolver y actuar. 

Y no hablo únicamente de chatbots que responden preguntas frecuentes, sino de agentes inteligentes que ejecutan tareas complejas de forma integral y, si el caso lo permite, sin intervención humana. Comprar, programar citas, gestionar reclamos, comparar precios. Todo eso ocurre muchas veces sin que el usuario siquiera mire su pantalla.

En este nuevo paradigma, la marca que gana no es la que más emociona, sino la que está mejor integrada al ecosistema de decisiones del cliente. Aquella que logra convertirse en la opción predeterminada del asistente inteligente.

Aquí un ejemplo claro: si le pides a tu asistente virtual que compre el “detergente de siempre» y ese pedido se ejecuta automáticamente con una marca en particular, esa marca ya ganó la batalla de la fidelidad algorítmica. Así de simple.

Del branding a la eficiencia silenciosa

Pero, ojo, esto no significa que las marcas deban dejar de contar historias emotivas que cautiven los corazones de los clientes; quienes, al final del día, son personas con una identidad y un sentir. No. Sencillamente significa que esto ya no es suficiente. 

Un estudio reciente, efectuado por Salesforce y titulado “State of the Connected Customer, 2024”, arrojó que el 62% de los consumidores afirmó que espera que las empresas «anticipen sus necesidades». ¿Qué implicaciones tiene esta estadística? Entre muchas otras cosas, implica que experiencia personalizada y automatizada de los clientes se ha vuelto una expectativa, no un extra.

Es justo allí donde entra en acción la IA Agéntica. A diferencia de la IA tradicional, que espera instrucciones, la IA Agéntica toma decisiones autónomas en pro del usuario. Puede cambiar de canal, ejecutar acciones o incluso modificar su comportamiento según el contexto, sin necesidad de recibir una orden explícita.

En la práctica, esto significa que muchas interacciones con marcas ya no son visibles. Son silenciosas. Sin pantallas, sin clics. Es por eso mismo que la fricción del recorrido del cliente, o de su experiencia, hoy se posiciona como el nuevo enemigo número uno de la lealtad. Si tu marca no responde a tiempo, si no está integrada con los canales adecuados o si no es compatible con los asistentes de voz o con la mensajería inteligente, sencillamente dejará de destacarse y, por ende, dejará de ser elegida. ¿Por qué? Porque el algoritmo no va a esperar por ti ni por tu marca.

Competir por el corazón… del algoritmo

El concepto de «top of mind» está cambiando. Antes, significaba estar en la memoria del consumidor. Hoy, puede significar estar en el sistema de preferencias de su agente virtual. Y para lograrlo, ya no basta con apelar a un branding emocional. Hay que pensar en optimización para IA: velocidad de respuesta, consistencia en el journey, integrabilidad, semántica, etc.

Sundar Pichai, CEO de Google, lo expresó perfectamente en una entrevista reciente: «En el futuro, las decisiones no se tomarán solo por conveniencia, sino por automatización inteligente». En otras palabras: estar fuera del radar de la IA es estar fuera del mercado.

La buena noticia es que este escenario también nivela el terreno. Hoy no gana la marca que cuente con más presupuesto publicitario, sino la que mejor diseña experiencias accionables, automatizadas y sin fricción.

La fidelidad algorítmica no es ciencia ficción. Ya está aquí. Y las marcas que quieran sobrevivir no solo deberán saber emocionar a sus clientes, sino también enamorar a través de sus asistentes digitales. 

IA Agéntica: de los datos a las decisiones

La IA Agéntica es la tecnología que convierte el análisis en acción. Ya no se trata solo de entender al cliente, sino de actuar en su nombre, en el momento correcto y mediante el canal adecuado. Esta orquestación inteligente no solo mejora la experiencia del usuario: redefine la eficiencia operativa de los negocios. La fidelidad algorítmica nace allí, cuando los datos dejan de ser observaciones pasivas y se transforman en decisiones automatizadas que simplifican la vida del cliente… y del negocio.

 

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