La tecnología 5G, que en la actualidad es la que permite mayor velocidad de conexión y menor latencia en los enlaces móviles, ha venido en un curso de crecimiento sostenido en todo el mundo, reemplazando poco a poco tecnologías anteriores como 4G LTE e incluso otras que todavía permanecen en ciertas regiones. Se trata de un avance que tiene un gran impacto medido no solo por la rapidez a la cual pueden navegar las personas desde equipos móviles, sino por su capacidad para cerrar brechas digitales y mejorar la calidad de vida de millones de personas.

La incorporación de 5G ofrece un potencial enorme para el desarrollo económico y la inclusión social. Esta tecnología promete mejorar la conectividad en áreas rurales y a través de la habilitación de aplicaciones avanzadas como la telemedicina y el Internet de las Cosas (IoT) tiene el poder de transformar sectores clave como la salud, la educación, la agricultura y la industria. Además, su adopción impulsa el crecimiento de startups y empresas tecnológicas, fomentando la innovación y creando nuevos empleos en el sector digital.

A nivel global, las conexiones 5G alcanzaron los 1.760 millones para finales de 2023, lo que significó un crecimiento del 66% frente al año anterior, según datos de 5G Americas. Se espera que en 2025 se superen los 2.000 millones de conexiones y que para finales de esta década el número alcance los 5.400 millones.

En el caso de América Latina, la región ha entrado en la carrera hacia el 5G transformando su panorama tecnológico y posicionándose como un actor clave en la conectividad global. Según un informe de la firma GSMA (Global System for Mobile Communications Association), desde 2020 hasta la fecha, la región ha pasado de tener un nivel casi inexistente de conexiones 5G a contar con cerca del 5% de conexiones del planeta.

Desafíos para impulsar aún más el crecimiento

En los últimos años, Latinoamérica muestra un crecimiento en 5G moderado, pero a buen ritmo, lo que indica que está comenzando a cerrar su brecha tecnológica al respecto. Datos de GSMA para abril de 2024 daban cuenta que había en la región 29 operadores de 10 países con servicios 5G comerciales. Chile fue el país pionero en llevar a cabo una subasta para la asignación de espectro 5G. A partir de allí otras naciones se han sumado a lo largo y ancho del continente: Uruguay, Brasil, Argentina, Perú, Colombia, Guyana Francesa, República Dominicana, Guatemala y México ya cuentan con redes operativas.

La proyección para lo que viene es positiva. Según informes de 5G Americas, las suscripciones 5G en América Latina y el Caribe superarán los 300 millones para 2026, consolidándose como la segunda tecnología móvil de la región. Para 2027, el 44% de las suscripciones móviles de la región irá bajo esta tecnología. Este salto significativo se destaca frente a la lenta adopción de años anteriores, cuando Latinoamérica aún estaba explorando la tecnología.

Aunque el panorama luce prometedor, la región aún enfrenta importantes retos en su implementación. Actualmente, el 66% de las conexiones móviles en Latinoamérica todavía se basan en 4G, y aproximadamente 225 millones de personas carecen de acceso a internet móvil, según el informe ‘La economía móvil en América Latina 2024’ de GSMA.

Un punto importante para considerar es la manera en la cual empresas y gobiernos trabajan juntos para crear una infraestructura robusta que pueda garantizar que los beneficios de esta red de quinta generación lleguen no solo a las grandes ciudades, sino también a las zonas rurales y a las poblaciones menos favorecidas. Esta colaboración será clave especialmente en áreas donde la rentabilidad no está asegurada y se necesita apoyo gubernamental para su integración efectiva. 

A esto se suma el acceso a dispositivos compatibles con conectividad 5G, que puede representar una gran barrera para la incorporación generalizada de esta tecnología. Muchas personas y empresas aún no cuentan con los equipos necesarios para aprovechar al máximo las ventajas que ofrece 5G, como velocidades de descarga más rápidas y una conectividad más estable.

De igual manera, como lo señalan diversas voces expertas del sector, es latente el desafío de asignar espectros adecuados, junto con la necesidad de contar con un regulador que gestione de manera eficiente las licitaciones para fomentar una competencia sana en el mercado. Esto implica eliminar barreras de entrada y evitar cualquier tipo de distorsión. Al respecto, dicen los expertos, es importante priorizar la liberación de bandas y reducir los costos asociados para facilitar la adopción de 5G.

Otro desafío crucial es cómo ofrecer una propuesta de valor efectiva para el sector empresarial que, al final de cuentas, es uno de los que más provecho debería sacar de este avance. El objetivo es encontrar casos de uso concretos como los que ya poco a poco se ven en la región, con enfoque en aspectos como la automatización de procesos, las soluciones relacionadas con el Internet de las Cosas (IoT), aplicaciones de realidad aumentada, seguridad y entretenimiento.

Un aspecto clave para mejorar la infraestructura de 5G en América Latina es la incorporación de tecnologías como las redes de acceso por radio virtualizadas (vRAN). Esta solución permite una mayor flexibilidad en el manejo del tráfico de red, adaptándose a la demanda variable en áreas urbanas y rurales. Al virtualizar componentes clave de la red, vRAN facilita una implementación más ágil y rentable, optimizando el uso de las radiobases y mejorando la eficiencia operativa. Además, las herramientas de inteligencia artificial para vRAN permiten gestionar de forma más inteligente y en tiempo real el tráfico de red, una gran ventaja para responder a las necesidades dinámicas de conectividad.

Una apuesta por el futuro

Si bien América Latina está en un momento importante de su desarrollo tecnológico con la adopción de 5G, aún tiene un largo camino por recorrer en términos de penetración y conectividad. Las oportunidades que esta tecnología ofrece para impulsar la innovación, la productividad y la inclusión digital son inmensas. Si se saben aprovechar, la región podrá posicionarse estratégicamente como líder en la transformación digital, redefiniendo el futuro de la conectividad.

GSMA reporta que la tecnología 5G contribuirá con 70.000 millones de dólares a la economía latinoamericana en 2030, casi el 11% del impacto económico total del sector móvil. De este modo, las redes 5G se convierten en un motor de transformación para la sociedad digital del futuro, permitiendo innovaciones que impactarán la vida diaria de millones de personas y facilitarán un acceso más equitativo a los recursos tecnológicos. El éxito de 5G dependerá de un enfoque colaborativo, en el que tanto las empresas tecnológicas como los gobiernos y operadores trabajen juntos para construir una red inclusiva y de alta calidad.

 

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