El informe titulado ‘Tendencias de Fraude Bancario Digital en América Latina 2024’ publicado por BioCatch, revela que los casos de fraudes bancarios digitales impulsados por malware en América Latina han experimentado un aumento del 113% en los últimos 12 meses. Este incremento ha causado pérdidas millonarias a las víctimas, demostrando la creciente capacidad de los desarrolladores para adaptarse y evadir las medidas de seguridad implementadas por las instituciones financieras.
A nivel regional, el fraude bancario digital, que incluye ataques de malware, estafas de ingeniería social y toma de control de cuentas, creció un 32% en el primer semestre de 2024 en comparación con el mismo período del año anterior. Chile y Colombia han respondido implementando leyes que obligan a los bancos a compensar a los clientes que son víctimas de fraude. Sin embargo, países como México y Brasil aún no lo han implementado.
Malware en expansión
Uno de los aspectos más preocupantes del informe es el resurgimiento del troyano bancario Grandoreiro, con más de siete años de existencia, que sigue causando estragos. Este tipo de malware ha afectado a más de 1.500 instituciones financieras, con un 20% de los ataques dirigidos a entidades en América Latina.
Otra variante de malware es Mekotio, que ha estado atacando a bancos latinoamericanos durante casi una década. Este malware tiene un origen similar al de Grandoreiro y utiliza correos electrónicos de phishing para que las víctimas hagan clic en enlaces que descargan el malware en el dispositivo del usuario.
Argentina y Colombia lideran el incremento en ataques por malware. México y Brasil han experimentado picos significativos, mientras que Perú y Ecuador han visto una disminución. En América Latina, a diferencia de otras regiones, el malware dirigido a servicios web sigue siendo una de las principales amenazas, superando incluso los ataques a dispositivos móviles.
No obstante, las cifras globales muestran una tendencia al alza en los fraudes operados desde dispositivos móviles. En 2024, el 79% de los fraudes a nivel mundial involucraron el uso de smartphones, un aumento del 12% respecto al año pasado. La facilidad con la que los estafadores operan a través de aplicaciones móviles es uno de los mayores retos para la ciberseguridad bancaria.