El Departamento Nacional de Planeación (DNP) presentó el Índice de Pobreza Digital (IPD), la primera medición oficial que revela cuántos colombianos están excluidos del mundo digital y cuáles son las causas que perpetúan esta desigualdad.

El índice señala que el 16,79 millones de personas, equivalentes al 37,9% de la población de 11 años o más, viven en pobreza digital, es decir, tienen limitaciones para acceder, usar o beneficiarse de la tecnología en su vida cotidiana. Es decir, 4 de cada 10 colombianos están fuera, total o parcialmente, de la vida digital.

Más allá de la conectividad

La pobreza digital no se explica únicamente por la falta de acceso a internet. El IPD analiza tres dimensiones —conectividad, dispositivos y habilidades digitales— que determinan las posibilidades reales de una persona para participar plenamente en la sociedad digital.

En el caso de la Conectividad insuficiente: 39% de la población (17,2 millones) enfrenta dificultades de calidad o frecuencia en el servicio de internet. Esta limitación afecta actividades esenciales como estudiar, trabajar, comunicarse o realizar trámites digitales.

Falta de dispositivos adecuados

Una de las conclusiones más reveladoras del informe es que el acceso a dispositivos adecuados es un pilar esencial para la conectividad de calidad, y hoy constituye una de las principales barreras que profundiza la pobreza digital en el país.

Sin terminales idóneos -en hardware, software y capacidad de cómputo- las personas no pueden acceder a internet ni aprovechar los servicios digitales que habilitan derechos básicos como la educación, el trabajo, la participación ciudadana o la interacción con el Estado. La Canasta Básica TIC (CBT) reconoce que un dispositivo terminal adecuado es parte fundamental de la conectividad con calidad.

Los dispositivos no son solo herramientas tecnológicas: son la puerta de entrada al ecosistema digital. Su ausencia, o la presencia de equipos antiguos o limitados, perpetúa la exclusión económica y social.

Según la Canasta Básica TIC y la Encuesta ENTIC del DANE, los principales equipos para la inclusión digital son: Computadores de propósito general (de escritorio o portátiles), tabletas y teléfonos inteligentes (smartphones). 

El  uso de dispositivos se concentra en entretenimiento y redes sociales (67,2%), lo que evidencia una brecha entre acceso y aprovechamiento productivo. Además, smartphones antiguos (como equipos 3G) o de baja gama limitan el uso de redes modernas, impiden correr aplicaciones avanzadas y crean una nueva forma de exclusión digital.

Las poblaciones más afectadas

El IPD identifica grupos donde la pobreza digital es más profunda y requiere intervenciones urgentes como hogares de bajos ingresos, donde los costos de internet y dispositivos son una barrera estructural.

Personas mayores, con dificultades para desarrollar habilidades digitales. Pueblos indígenas, afrodescendientes y población campesina, afectados por rezagos históricos en infraestructura y educación digital. Departamentos como Vichada, Guainía y Vaupés, con los mayores índices de precariedad digital.

El DNP concluye que la pobreza digital no solo limita el acceso a la información: impide estudiar, conseguir empleo, emprender, acceder a servicios del Estado y participar plenamente en la vida moderna. Su reducción será clave para que la tecnología deje de ser un privilegio y se convierta en un derecho que impulse la inclusión, el bienestar y el desarrollo del país.

 

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