En 2024, el ecosistema fintech en México demostró un crecimiento sólido y sostenido. Con 773 startups activas actualmente, el país reafirma su posición como uno de los polos más relevantes de innovación financiera en Latinoamérica, solo por detrás de Brasil, de acuerdo con el reporte de Fintech México, “La Evolución de los Servicios Financieros Digitales en México 2025: Un análisis del panorama actual, tendencias y recomendaciones regulatorias”, elaborado en colaboración con Deloitte y Creel.

Esta cifra representa un incremento del 18% respecto al año anterior, reflejando la vitalidad de un sector que ha evolucionado rápidamente desde 2016, cuando se contabilizaban 158 startups.

Dicho crecimiento se debe a un fenómeno impulsado por múltiples factores: la necesidad de inclusión financiera, la digitalización de servicios, el apetito de los consumidores por soluciones más eficientes, y un entorno normativo que, aunque con retos, ha sentado las bases para el desarrollo de nuevas tecnologías aplicadas al ámbito financiero.

Diversidad en los segmentos fintech en México

Uno de los impactos más importantes del ecosistema fintech mexicano ha sido en la inclusión financiera. Muchas startups han centrado sus esfuerzos en atender a sectores históricamente excluidos del sistema bancario, como trabajadores informales, microempresarios o comunidades rurales. 

Gracias a modelos basados en análisis alternativos de riesgo, identificación digital, y acceso a servicios desde el celular, millones de personas han podido acceder por primera vez a productos como créditos, cuentas digitales, seguros o herramientas de ahorro.

Esta labor ha tenido un efecto transformador no solo en términos económicos, sino también sociales, al reducir brechas y fomentar la participación económica de sectores vulnerables.

En ese sentido, uno de los elementos más notables del ecosistema mexicano es la amplitud y diversidad de sus segmentos. De las 773 fintech activas, se identifican 20 categorías distintas, lo que evidencia una madurez creciente del sector. Los préstamos digitales encabezan la lista con un 20% de participación, es decir, 152 startups dedicadas a ofrecer créditos personales, empresariales o alternativos mediante plataformas tecnológicas.

Le siguen las soluciones de pagos y remesas, que representan el 18% del ecosistema. Este rubro ha crecido de forma paralela a la expansión del comercio electrónico, la economía digital y la necesidad de realizar transferencias internacionales o nacionales con mayor rapidez y menores comisiones. 

También destacan las plataformas de gestión de finanzas empresariales (13%) y las que proveen tecnología para instituciones financieras tradicionales (12%), lo que indica que no solo los consumidores individuales están adoptando herramientas fintech, sino también las empresas y los bancos.

Otras categorías relevantes son las insurtech (seguros digitales), las plataformas de financiamiento colectivo (crowdfunding), los servicios de gestión patrimonial y las aplicaciones basadas en criptomonedas o blockchain. Esta segmentación variada permite atender las necesidades de distintos sectores de la población, desde jóvenes usuarios digitales hasta pequeñas y medianas empresas en búsqueda de financiamiento ágil.

Fintech convirtieron a México en un mercado atractivo a nivel internacional

México no solo está viendo nacer a sus propias fintech, sino que también se ha consolidado como un imán para startups extranjeras. Actualmente, el 30% de las fintech operando en territorio nacional son internacionales, muchas de ellas originarias de otros países de Latinoamérica, Estados Unidos o Europa.

El atractivo del mercado mexicano se explica por varios factores: el tamaño de la población, el alto porcentaje de personas sin acceso a servicios bancarios tradicionales, la penetración creciente del internet y los dispositivos móviles, así como una regulación fintech pionera en la región.

Esta combinación ha favorecido el ingreso de capital extranjero y la expansión de empresas locales hacia otros países. A su vez, el acceso a financiamiento ha permitido que muchas startups escalen sus operaciones, desarrollen nuevos productos y aumenten su base de usuarios. Algunas incluso han alcanzado la categoría de “unicornios”, al ser valoradas en más de mil millones de dólares.

Además, una gran cantidad de fintech se han convertido en aliadas de las instituciones financieras tradicionales en México. La colaboración entre ambos sectores ha crecido de manera significativa, principalmente a través de modelos B2B (empresa a empresa) o B2B2C (empresa a empresa que llega al consumidor).

Los bancos encuentran en las fintech un socio estratégico para innovar, reducir costos operativos, agilizar procesos y alcanzar nuevos segmentos de mercado. Por su parte, las fintech acceden a una base de clientes establecida y pueden ampliar su impacto con el respaldo de marcas ya consolidadas.

Estas alianzas han dado lugar a casos de integración tecnológica, coinversión, programas de incubación y, en algunos casos, adquisiciones. Además, la implementación de esquemas de banca abierta (open banking), respaldada por la Ley Fintech, ha permitido una mayor interoperabilidad entre bancos y startups, beneficiando al usuario final con productos más personalizados y competitivos.

Un marco regulatorio pionero, pero con desafíos

México fue el primer país en Latinoamérica en contar con una ley específica para regular a las instituciones de tecnología financiera. Desde su promulgación en 2018, la Ley Fintech ha buscado ofrecer un marco jurídico que promueva la innovación sin descuidar la protección al consumidor, la prevención de fraudes y el cumplimiento de normas antilavado.

En 2024, el ecosistema avanzó en la implementación de regulaciones secundarias, aunque persisten retos importantes, especialmente en la agilidad con la que se otorgan autorizaciones por parte de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV). Muchos proyectos se mantienen en proceso de revisión durante largos periodos, lo que puede ralentizar el desarrollo de nuevas soluciones en el mercado.

A pesar de ello, la regulación ha sido clave para atraer inversión extranjera, proporcionar certeza a los emprendedores y sentar las bases para una competencia más equilibrada. El reto ahora está en lograr que este marco normativo evolucione al ritmo del cambio tecnológico, sin volverse una barrera para la innovación.

La imagen de arriba fue creada por Mobile Time con inteligencia artificial.

 

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