En 1494, las Coronas Portuguesa y de Castilla firmaron el Tratado de Tordesillas, trazando una línea en el meridiano 370 para dividir entre los dos reinos las tierras que encontraran en el Nuevo Mundo. Esta división marcaría para siempre la historia de la región, con el Este colonizado por los portugueses y el Oeste, por los españoles.

Aunque la línea se movió a lo largo de los siglos siguientes, con los bandeirantes portugueses expandiendo el territorio de su reino, la separación del continente en dos perdura hasta hoy y va mucho más allá de una cuestión territorial. La división es también social y cultural, empezando por el idioma. Las estrategias de colonización de Portugal y España guardaron diferencias significativas, que marcaron profundamente los países que más tarde declararían su independencia.

A pesar del sueño de Simón Bolívar, el lado español acabó dividido en varios países, mientras que la mitad portuguesa permaneció unificada con el nombre de Brasil, quizás por el hecho de haber albergado el reino lusitano durante el período en que la familia real huyó de Europa para escapar de Napoleón.

Por causa del Tratado de Tordesillas tenemos hoy dos Américas Latinas bien distintas. Curiosamente, este término que las une, «América Latina», no fue acuñado ni por portugueses ni por españoles, sino por el político y economista francés Michel Chevalier, en el intento de justificar la colonización francesa de la región, que quedó restringida a pocos territorios, y de marcar una diferencia con la colonización anglosajona en América del Norte.

Debido a las diferencias de idioma y costumbres, las Américas Latinas portuguesa y española pasaron mucho tiempo de espaldas una a la otra, salvo algunas importantes iniciativas de integración económica, como el Mercosur. En las escuelas brasileñas, el aprendizaje del inglés es obligatorio, mientras que el del español raramente se ofrece. Es como si el país prefiriera mirar lejos, en lugar de a los vecinos al lado.

Pero Internet está cambiando eso. La red internacional de computadoras ha acortado las distancias en el mundo y ha acercado diferentes culturas. Hoy, los brasileños tienen mucho más contacto con la cultura de otros países latinoamericanos y viceversa.

En la era digital, algunas startups de la región han superado la frontera que divide a las dos Américas Latinas. La argentina Mercado Libre es uno de los ejemplos de mayor éxito. La colombiana Rappi, también. Entre las operadoras móviles, la mexicana Claro y la española Telefónica (Movistar y Vivo) fueron igualmente exitosas al establecerse en ambos lados de la línea del Tratado de Tordesillas.

Pero aún hay mucho por avanzar en la integración social, cultural, económica y digital de América Latina. En las arenas móviles, hay innumerables experiencias innovadoras que permanecen desconocidas en la región y que podrían servir de inspiración en otros países.

Poca gente en Brasil, por ejemplo, sabe que México cuenta con una red 4,5G mayorista, la Red Compartida, creada como parte de una política pública del gobierno mexicano y que permitió el surgimiento de varias operadoras móviles virtuales en el país, entre ellas la TIC (Telecomunicaciones Indígenas Comunitarias), una MVNO para los pueblos indígenas.

En Perú, el programa Internet para Todos (IpT) es uno de los primeros en el mundo en adoptar la arquitectura OpenRAN para llevar banda ancha móvil a áreas rurales, a partir de una alianza entre Telefónica, Meta y BID.

En Brasil y en Chile, la disponibilidad de espectro a bajo costo está fomentando el surgimiento de varias redes celulares privativas 4G y 5G, en sectores como minería, manufactura, energía, agricultura y petróleo y gas.

Brasil es el primer país de América Latina en el que múltiples operadoras se unieron alrededor del Open Gateway y lanzaron APIs de red conjuntamente. En servicios financieros digitales, el país es también una inspiración mundial con su sistema de pagos instantáneos (Pix) y la adopción del Open Finance.

La propuesta detrás de Mobile Time Latinoamérica es justamente borrar lo que aún queda de esa línea imaginaria que divide a América Latina en dos, al menos en el ecosistema digital. Vamos tras historias inspiradoras en los distintos países de la región, que serán eventualmente republicadas en portugués en Mobile Time Brasil y viceversa. La idea es acercar, integrar y aprender unos de otros, independientemente del idioma.