Para mantener su base de clientes o conquistar nuevos mercados, en un ambiente tan competitivo como el actual, es crucial contar con plataformas legadas robustas que permita operar de manera continua (24×7), sin interrupciones. Esta plataforma debe ser flexible y escalable, capaz de manejar picos en el volumen de transacciones sin afectar la operación, y permitir el lanzamiento ágil de nuevos productos y servicios, como asi tambien adaptarse fácilmente a los cambios regulatorios. Aunque las instituciones financieras tradicionales pueden ser reacias a este cambio, los consumidores valoran la innovación y la simplicidad que ofrecen los nuevos competidores. La adopción de la nube y, en consecuencia, la modernización de las plataformas heredadas, no es un proceso sencillo, pero resulta imprescindible.
El mercado de procesamiento de tarjetas, un sector emblemático en este contexto, ha atravesado una evolución significativa desde que Frank McNamara, tras olvidar su billetera en una cena de negocios en Nueva York, introdujo el concepto de la tarjeta de pago (Diner’s Club) en 1950. A lo largo de los años, las modernizaciones han respondido a nuevas regulaciones y a las crecientes demandas de los usuarios. Sin embargo, a pesar de la adopción de múltiples tecnologías, estas se han apilado en capas sucesivas, generando una infraestructura extremadamente compleja. Este entramado complicado representa un gran desafío para la integración y modernización, pues las estructuras heredadas no solo dificultan la adaptación a nuevas demandas, sino que también aumentan significativamente el riesgo de errores y la dificultad de implementar innovaciones efectivas, esto, sin mencionar los elevados costos que generan su mantenimiento.
La nueva generación de plataformas
Mirando hacia una necesidad de mercado por soluciones más flexibles para atender a una necesidad creciente por innovación en las ofertas de servicios financieros, hace aproximadamente una década, nuevos competidores se presentan en escena, ofreciendo servicios innovadores que desafiaron las expectativas de los usuarios. Esto, impulsado por la adopción generalizada de soluciones en la nube, cambió las reglas del juego, obligando a las instituciones tradicionales a ponerse al día para no quedar rezagadas.
Actualmente, vemos una demanda creciente por datos en tiempo real, que hacen posibles los pagos en tiempo real y las soluciones de open finance. Esta tendencia debería mantenerse en auge, especialmente en Latino America, exigiendo plataformas más robustas y también con mayor flexibilidad.
A pesar de las claras ventajas que la modernización de los sistemas de procesamiento aporta a los negocios de tarjetas, la implementación de este tipo de tecnología aún se está discutiendo en muchos actores tradicionales. ¿La razón principal? La infraestructura existente.
Durante años, las instituciones financieras invirtieron millones en centros de datos para salvaguardar la información de los clientes y procesar las transacciones con tarjeta. La decisión de dejar atrás estas inversiones no es algo fácil de justificar. Pero las ventajas son innegables.
Mientras que estas plataformas tradicionales fueron diseñadas con arquitectura obsoleta, dependientes de procesos por lotes (batch) y actualizaciones lentas, que muchas veces requieren paros en la operación y rutinas exhaustivas de validación, los sistemas nativos en la nube, basados en APIs y microservicios, tienen justamente por el modelo “apificado” y modular, ventajas competitivas que marcan una gran diferencia, proporcionan actualizaciones constantes y en tiempo real, que pueden ser probadas en entornos seguros (llamados sandboxes) antes de implementarse en el sistema en ambiente productivo.
El mantenimiento de plataformas tradicionales es extremadamente laborioso y requiere mano de obra especializada cada vez menos disponible. Además, los costos operativos son cada vez más altos.
Si hay tantas ventajas en la adopción de la nube, ¿por qué aún no todos los actores del mercado la han adoptado? A pesar de que los principales institutos de investigación de mercado han señalado a la nube como la infraestructura del futuro desde hace muchos años, la adopción aún es tímida. Las aplicaciones corporativas, que abarcan ventas, marketing, recursos humanos y almacenamiento de datos, son funciones en las cuales muchas instituciones han hecho avances significativos en la transición a la nube. El 60% de las instituciones financieras utilizan la nube para el respaldo, recuperación o archivo de datos. Entre 2014 y 2018, el uso de software de oficina basado en la nube aumentó del 34% al 53%. A pesar de reconocer la necesidad de innovar, el liderazgo de las instituciones financieras sigue siendo reacio al riesgo.
Los mitos de la transformación en la nube
Seguridad — La nube es al menos tan segura como las soluciones on-premises, con medidas avanzadas y análisis que proporcionan una protección superior.
Cumplimiento Regulatorio — La transmisión de datos en tiempo real facilita la presentación de informes regulatorios, y los reguladores están cada vez más abiertos a soluciones en la nube.
Complejidad — Frameworks y arquitecturas de microservicios resuelven la complejidad, permitiendo un uso flexible de componentes interconectados.
Costo — Contratos flexibles y la eliminación de inversiones en hardware reducen los costos totales.
Mientras las instituciones tradicionales aún estudian la adopción de la nube, los consumidores se enamoran de la simplicidad y creatividad de los nuevos jugadores. Aunque el marcador aún favorece a las instituciones tradicionales, es hora de revisar las opciones, analizar los actores disponibles en el mercado y establecer una estrategia que garantice que cualquier desafío que surja en el futuro se supere con rapidez y certeza, pero sobre todo preservando la mejor experiencia posible para sus clientes.