Hace menos de una década, en los entornos corporativos, temas como la nube, el software como servicio o las herramientas colaborativas estaban reservados para los expertos en tecnología o los encargados del departamento de TI. Hoy en día, colaboradores de todas las áreas están, incluso sin saberlo, interactuando diariamente con herramientas, servicios y soluciones alojadas en la nube, muchas de ellas accesibles desde sus dispositivos móviles, transformando la forma en que trabajamos y nos conectamos.
La computación en la nube ha dejado de ser una tendencia, una apuesta o un ‘nice to have’, para convertirse en un imperativo para la supervivencia y el crecimiento de cualquier empresa en la actualidad. Se espera que en los próximos años el mercado mundial de computación en la nube pública alcance un valor de 679 mil millones de dólares, 4,6 veces más que en 2017, según cifras de la consultora Gartner.
Si su empresa, por cualquier motivo, aún no tiene al menos parte de su operación en la nube, es probable que esté perdiendo competitividad en un entorno de negocios que se ha acelerado. La buena noticia es que no es tarde para dar el salto y empezar a aprovechar los múltiples beneficios que ofrecen las compañías con el uso de la nube.
Con su capacidad para almacenar datos y ejecutar aplicaciones a través de internet, la nube ofrece una serie de beneficios que pueden transformar la forma en que las organizaciones operan y crecen. Desde la escalabilidad hasta la seguridad, pasando por la flexibilidad y la eficiencia, las ventajas de la nube son numerosas y significativas.
Para desbloquear el máximo potencial de la nube, especialmente para las cargas de trabajo más exigentes en los centros de datos, es fundamental contar con una infraestructura robusta. Las soluciones que incorporan procesadores avanzados, con aceleradores integrados y tecnologías de seguridad de vanguardia, son cruciales. Estos componentes son la base que permite no solo una gestión eficiente y de alto rendimiento de los datos en la nube, sino también la habilitación de nuevas capacidades como la computación confidencial y el intercambio seguro de información entre múltiples entornos de nube. Es en esta base tecnológica donde reside un diferencial clave para las empresas.
Negocios buscando potencial
Uno de los primeros beneficios al usar servicios en la nube es lo económico. Gracias a los diferentes servicios ofrecidos, incluyendo software, plataformas o infraestructura, las organizaciones solo pagan por lo que necesitan consumir. Esta flexibilidad se traduce en una optimización de la inversión, ya que les permite a las empresas ajustar dinámicamente sus recursos tecnológicos a la demanda real, evitando gastos innecesarios en la adquisición y el mantenimiento de infraestructura que podría quedar subutilizada.
Esta facilidad para contratar exclusivamente los servicios que requiera la organización nos lleva a otro de los beneficios de la nube: la escalabilidad. Con estas herramientas, las empresas pueden ajustar sus recursos de manera dinámica para satisfacer la demanda, lo que les permite adaptarse a picos de tráfico, cambios estacionales o lanzamientos de productos sin comprometer el rendimiento o la experiencia del usuario. La infraestructura subyacente que optimiza estas cargas de trabajo complejas es fundamental para asegurar que esta escalabilidad sea fluida y eficiente, incluso en escenarios de alta demanda. Esto es especialmente crítico para operadores de telecomunicaciones y proveedores de servicios móviles que deben manejar fluctuaciones masivas en el tráfico de datos y la demanda de aplicaciones.
Pensemos en el siguiente escenario: una startup de aplicaciones móviles lanza un nuevo servicio que experimenta un crecimiento viral inesperado. En vez de invertir masivamente en servidores físicos para manejar el pico de usuarios, la empresa aprovecha la escalabilidad de la nube para ajustar sus recursos dinámicamente, asegurando que el servicio se mantenga estable y rápido para millones de usuarios en sus dispositivos móviles.
Si la escalabilidad no es suficiente, la nube ofrece también una mayor flexibilidad en las operaciones mediante el acceso remoto a datos y aplicaciones desde cualquier lugar y en cualquier momento. Esto facilita el trabajo a distancia, fomenta la colaboración entre equipos distribuidos y brinda a las empresas la agilidad necesaria para responder rápidamente a las oportunidades del mercado. En la actualidad, si un equipo está desarrollando un proyecto de manera remota, los participantes no se tienen que preocupar por guardar y compartir los archivos en los que se está trabajando. Desde que la información esté alojada en la nube, todos los participantes tienen acceso inmediato y, sin importar en dónde se encuentren, pueden ver qué avances tiene el proyecto.
Además de software o infraestructura, las soluciones en la nube también ofrecen herramientas de plataformas como servicio. Con estas soluciones, que no necesariamente son exclusivas para empresas enfocadas en el desarrollo de software o similares, las organizaciones pueden migrar una operación con infraestructura y software locales a una plataforma basada en la nube, casi sin importar el tipo de lenguaje de programación que usen o el tamaño de la operación.
Por otra parte, la seguridad digital es uno de los aspectos clave para las operaciones en la nube. En la actualidad, dichas plataformas suelen estar respaldadas por medidas como cifrado de datos, autenticación multifactor y monitoreo continuo. A esto se suma la protección a nivel de hardware, que proporciona a las empresas una capa adicional de protección contra amenazas cibernéticas y pérdida de datos, permitiéndoles operar con mayor tranquilidad y confianza. En un ecosistema donde los datos viajan constantemente a través de redes móviles y se almacenan en la nube, esta seguridad robusta es necesaria.
Es evidente que la nube se ha consolidado como una herramienta clave para cualquier empresa que quiera mantenerse al día en un mercado en constante transformación, donde la innovación, la eficiencia y la competitividad son fundamentales. Para el sector de la conectividad móvil, la nube no es solo una tendencia, sino la columna vertebral que permite la evolución de 5G, el despliegue masivo de IoT y la entrega de experiencias digitales fluidas. Con sus beneficios y el respaldo de una infraestructura tecnológica avanzada, la nube ofrece un camino claro para las organizaciones que deseen mantenerse vigentes en la era digital y liderar la próxima ola de innovación móvil.