Pensemos en una situación muy común para millones de familias en el mundo. Un hijo se acaba de graduar del colegio y pisará por primera vez la universidad. Hasta el momento, su único equipo de cómputo había sido el computador del colegio o el PC de escritorio de la casa, usado principalmente para tareas académicas y navegar en internet. Sin embargo, ahora, además de sus necesidades académicas, ha desarrollado un gran interés por los videojuegos y desea un equipo que le permita disfrutar de una experiencia de juego de alta calidad. Sus padres quieren darle ese primer equipo gaming que supla ambas necesidades: académicas y de entretenimiento.

La familia emocionada llega a una tienda de tecnología especializada en computadores y se encuentra con un panorama abrumador: decenas de computadores puestos en mesas con diferentes configuraciones, características y funciones. Algunos están diseñados específicamente para tareas académicas, mientras que otros están optimizados para gaming, con tarjetas gráficas potentes, procesadores de última generación y sistemas de refrigeración avanzados. Son tantas opciones que es imposible escoger. 

Esta escena se repite día tras día en muchos de estos espacios, con familias que a veces llevan equipos a casa que sobrepasan lo que requieren o, por el contrario, no cumplen con las exigencias del trabajo que se realizará. Es en estos momentos cuando vale la pena tener en cuenta algunas recomendaciones antes de hacer esa compra, para asegurarse de que el equipo elegido sea el adecuado para las necesidades específicas del usuario, especialmente si se busca un PC gaming.

Lo esencial es evaluar las características según sus prioridades y usos previstos. Ya sea que opte por un PC portátil o un computador de escritorio, identificar lo que más valora le permitirá elegir el equipo que realmente necesita.

En busca del diseño ideal 

¿Necesitamos un portátil o un PC de escritorio? Ambas opciones son interesantes, dependiendo del gusto y las necesidades específicas del usuario. Para gaming, un PC de escritorio suele prometer más potencia y capacidad de actualización para aquellos que les gusta jugar más, ‘cacharrear’ y agregar elementos adicionales; un portátil gaming también puede ser una excelente opción para los que buscan portabilidad y practicidad. En tal caso, hay un par de aspectos que son fundamentales para tener en cuenta en los computadores específicamente para estas necesidades. 

En cuanto a diseño y pantalla, en un computador de escritorio se podrá encontrar una pantalla mucho más grande que puede variar desde las 21 hasta las 32 pulgadas (o incluso más), lo que puede ofrecer una mayor área de visualización. Los portátiles suelen tener pantallas más pequeñas, generalmente de entre 13 y 17 pulgadas, para mantener la portabilidad y estética del dispositivo, ofreciendo diseños más ligeros y compactos.

La pantalla juega un papel importante en la experiencia de juego. La resolución es un factor determinante: cuanto más alta sea, más nítida será la imagen. Pese a ello, es esencial considerar que las resoluciones más altas requieren hardware más potente, lo que puede incrementar el costo del dispositivo. Del mismo modo, la velocidad de actualización también es decisiva; una pantalla con una tasa de refresco de 120Hz o 144Hz ofrecerá una experiencia más fluida y permitirá seguir la acción en pantalla con mayor facilidad, algo clave para juegos que requieren reacciones rápidas.

Al considerar el diseño, es primordial prestar atención a la calidad de construcción; por ejemplo, una carcasa de aluminio no solo es más resistente, sino que también ofrece un aspecto más estilizado. Los biseles delgados son otra característica a tener en cuenta, ya que reducen el tamaño total del dispositivo sin comprometer el tamaño de la pantalla. El peso también juega un papel clave; aunque los laptops más ligeros son más fáciles de transportar, los más pesados suelen incluir características adicionales como puertos de entrada/salida adicionales y soluciones de refrigeración superiores, lo que los hace más adecuados para una configuración doméstica fija.

Un ‘cerebro’ más inteligente

La CPU (unidad central de procesamiento) y la GPU (unidad de procesamiento gráfico) son factores determinantes a la hora de elegir un equipo para gaming. En términos sencillos, la CPU actúa como el ‘cerebro’ del equipo, procesando instrucciones y gestionando el flujo de datos entre los componentes. La velocidad del reloj (medida en GHz) y el número de núcleos son especificaciones clave que influyen en la rapidez y capacidad multitarea del procesador. Para quienes buscan transmitir en tiempo real o grabar sus sesiones de juego, un procesador como el Intel Core 7, con velocidades de reloj más altas y múltiples núcleos, es fundamental para mantener un rendimiento fluido y sin interrupciones.

Por otra parte, la GPU, o unidad de procesamiento gráfico, es esencial para una experiencia de gaming de alta calidad, ya que se encarga de impulsar el rendimiento gráfico. Con un buen desempeño de la GPU se logra manejar de manera adecuada altas resoluciones en pantalla y contar con altas tasas de refresco.

Memoria y almacenamiento

Sin duda, el almacenamiento es un aspecto crucial a la hora de elegir el mejor laptop para gaming. Es elemental conocer las diferencias entre las unidades de estado sólido (SSD) y las unidades de disco duro mecánicas (HDD). Las SSD utilizan memoria flash NAND para leer y escribir datos electrónicamente, lo que las hace más rápidas y duraderas que los discos duros, que dependen de platos giratorios y cabezales de lectura en movimiento.

Para maximizar el rendimiento en juegos, las SSD son la opción recomendada, aunque su costo es superior. Con ellas se obtienen velocidades de lectura y escritura notablemente superiores, lo que resulta en un rendimiento más ágil y tiempos de carga más rápidos. 

En el caso de la memoria RAM, es habitual que, al adquirir un portátil, se informe sobre la cantidad que tiene el equipo. A diferencia de una SSD o HDD, la RAM no almacena datos de forma permanente; en su lugar, guarda temporalmente la información para que el computador pueda acceder a ella rápidamente. Contar con más RAM permite que un PC ejecute más procesos al mismo tiempo y cambie entre programas con mayor rapidez, mientras continúa operando servicios en segundo plano.

La cantidad de RAM que se necesita en un laptop depende de cómo se piensa usarlo. Para tareas básicas como navegar por internet o usar aplicaciones ligeras, 4 GB de RAM pueden ser suficientes. Sin embargo, si el plan es jugar videojuegos modernos o ejecutar múltiples aplicaciones al mismo tiempo, 8 GB o más es recomendable. Para gaming avanzado y multitarea intensiva, 16 GB ofrecerán un rendimiento fluido, mientras que 32 GB son ideales para quienes realizan edición de video, creación de contenido o cualquier otra actividad que requiera un uso intensivo de memoria.

Conectividad marca la diferencia 

Los puertos y entradas en un PC amplían la funcionalidad del equipo ya que más puertos significan más opciones para conectividad y expansión. Es importante considerar los puertos de pantalla como HDMI, que permiten conectar monitores externos o televisores HDTV, así como la tecnología Thunderbolt 4, que ofrece conexiones versátiles para transmitir video, audio y transferir datos a altas velocidades.

Además, los puertos USB son esenciales para conectar periféricos como mouse, auriculares y discos duros externos, con versiones que varían en velocidad de transferencia y forma del conector.  Las entradas de audio de 3.5 mm y los puertos USB para auriculares también son comunes, mientras que una entrada de Ethernet puede ser clave para una conexión de red más estable y rápida.

 

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